viernes, 2 de octubre de 2009

HASTA DONDE NO QUERÍAMOS LLEGAR

Después de algunos años de relación, la monotonía se había impuesto. Necesitabamos algo nuevo, excitante y diferente. Una tarde de junio, mientras estabamos en la cama, le conté una fantasía que me rondaba la cabeza. Se trataba de montárnoslo mientras alguien nos viera. Era una propuesta morbosa y, aunque ella en un primer momento no mostró mucho interés, la cosa fué tomando forma.

Tras varias semana hablando de ello, decidimos que lo mejor para intentar llevar a cabo esta fantasía era ir a un club liberal, donde, a pesar del ambiente tórrido, por lo que nos habíamos informado existía un respeto hacia los demás y nadie hacía nada que no quisiese.

Ni que decir tiene que la noche que nos decidimos a ir estabamos bastante nerviosos y, aunque teniamos complicidad, era todo un misterio como ibamos a reaccionar ante esa nueva situación. Llegamos al local, un sitio oscuro y discreto en una calle no muy transitada. Una chica que hacía de camarera y de relaciones públicas nos atendió con mucha amabilidad, nos enseño todas las instalaciones y nos contó las normas que, aunque no estaban escritas, todo el mundo respetaba en este ambiente.

Era pronto y aun no había llegado casi gente, por lo que aprovechamos para pedir una copa y darnos varias vueltas por el pub, que parecía más bien un laberinto con tantos pequeños compartimentos. Transcurrido un rato, pudimos observar de primera mano como varias parejas se lo hacían en los sitios más tranquilitos. Una sensación rara recorría nuestros cuerpos. Una mezcla de excitación, vergüenza y miradas tímidas entre el uno y el otro, buscando señales que indicasen que estabamos a gusto.

Para bajar un poco los efectos de esas sensaciones tan extrañas, decidimos ir a una de las barras más apartadas para tomarnos una copa. De camino hacía allí, yo entré en el aseo un momento. Al salir, me encontré a un chico hablando con ella. Casi al momento, apareció la pareja y, no se sabe muy bien como, en cinco minutos, estabamos los cuatro sentados en aquella barra hablando animadamente. Se llamaban Paco y Esther. Pudimos comprobar que eran gente normal, como cualquier otra persona. No había cosas raras que, habiendo prejuzgado prematuramente a la gente que acude a estos sitios, pensabamos que nos ibamos a encontrar.

Durante una hora charlamos de todo un poco, contándonos las mismas cosas que se contaría a cualquier pareja de amigos. La otra pareja eran muy atractivos, rondaban los cuarenta, pero muy bien llevados; no resultaban nada estridentes. Transcurrido ese tiempo se empezó a hablar de los motivos por los que estabamos allí. Mientras que contabamos nuestra fantasía y lo que queriamos hacer para realizarla, Paco y Esther comentaban que eran veteranos en este tipo de sitios, que al principio tuvieron algunas experiencias no muy buenas pero que, teniendo claro lo que se quería y poniendose límites todo iba bien.

Al poco nos estaban proponiendo que nos uniésemos a ellos en una habitación. La verdad es que a mi me excitaba mucho la idea, pero ella dijo que de momento no, así es que volvimos a pasear por el pub sin una dirección clara. Pasada una media hora vimos a Paco y Esther sentados hablando con otra pareja y nos sentamos con ellos. Ya estaban hablando de cosas subidas de tono y ,en cuanto nos quisimos dar cuenta, Esther y el chico de la otra pareja se fueron a bailar los dos solitos. Mientras, Paco le comentaba a la chica lo cachonda que es Esther y lo caliente que se iba a poner su marido con ella. Ambos desprendían deseo y acaloramiento y eso, se podía notar en el ambiente.

Rapidamente Esther y su acompañante regresaron, él, un tanto despeinado y con una evidente erección entre sus piernas. Esther le dijo a Paco: "nosotros nos vamos a una habitación ¿qué hacéis vosotros?". Él contestó: "si cariño, nos vamos con vosotros". Esther nos miró y nos dijo: "venga chicos, animaros". Sin casi mediar palabra, nos levantamos y los seguimos.

Ellos cuatro ya estaban casi desnudos encima de una cama redonda donde se entrelazaban unos con otros. Nosotros estábamos en un pequeño sillón a un metro y medio, ya que lo único que pretendíamos era ver y ser vistos. Estabamos desnudos casi por completo y me sorprendía ver como ella giraba constantemente la cabeza hacia donde estaba ese torrido cuarteto de viciosos.
Ella disfrutaba mientras yo acariciaba lentamente su clítoris y movía sus caderas con evidente excitación. Mi polla estaba muy tiesa y soltando humedad a cada meneo de su mano, tenía una sensación de deseo totalmente indescriptible.

Transcurridos unos minutos, Paco nos miró y nos dijo: "eh, venir aquí con nosotros, que estáis muy incomodos ahí". Después de mirarnos mutuamente y de asentir con la cabeza, nos metimos en medio de las dos parejas. Todo comenzo con ligeros roces y caricias. Yo me afanaba porque mis manos llegasen a las tetas de Esther, que se me antojaban totalmente deliciosas; mientras Paco ya tenía sus manos en el culo de ella. La otra pareja estaba un tanto distanciada a nuestra izquierda, pero llegado el momento, ella vino gateando a cuatro patas y me agarró la polla con las dos manos, lo que me hizo soltar un gemido grave y profundo. Me miró fijamente a los ojos y, sin apartar la mirada, se la metió en la boca muy, muy despacio. Mi acompañante, con un arrebato del sentido de posesión le dijo: "¡oye! ¡solo tocar!", con lo cual dejé de sentir como aquella boquita viciosa me devoraba.

Paco se afanó por acariciar cuidadosamente el coño de ella, mientras su culo en pompa hacía movimientos circulares mezcla de excitación y placer. Esther me tocaba la cadera con la puntas de sus dedos y a veces rozaba mis huevos y mi polla, que parecía a punto de estallar. Finalmente mi acompañante, con el coño completamente empapado se subió encima mía y se metió sin dificultad ninguna mi erección hasta que su clítoris llegó a tocar mi pubis. Mientras Paco penetró a Esther a cuatro patas mientras que ambos soltaban un sonoro gemido de placer.

Mirándolos detenidamente ví las caras de vicio que ponían los dos, con los ojos medio cerrados y las bocas entreabiertas. La otra pareja se dedicaba a manosearnos de arriba a abajo ayudandonos a sentirnos aún más calientes de lo que ya estábamos. Un poco después, él comenzó a follarse a su chica a cuatro patas, con lo que su cabeza y la de Esther estaban prácticamente encima de mi pecho y las dos aprovechaban para darme besos y pequeños mordicos en los pezones. Mi acompañante se corrió de forma brutal durante un buen rato, manteniendo el movimiento de su culo de forma lenta y con pequeños espasmos que iban directamente a sus labios y su clítoris y que mi polla sentía como embestidas.

Cuando ya dejó de gemir, se la sacó y poniéndose a cuatro patas, comenzo a lamerme, secando sus propios flujos que chorreaban a lo largo de mi erección, de la que se hizo dueña y señora, compartiendo con Esther y con la otra chica algunos centímetros de ella, dejándoles acariciarla y agarrarla cuando ella apartaba su boca. De esta manera, entre las tres lograrón que descargará la leche que llevaba dentro, entre gemidos y movimientos bruscos de mis caderas.

En ese momento, parece que todos los que intervenían en la escena se excitaron aún más y así Paco y el otro chico aumentaron el ritmo de sus embestidas y ellas, agarrándose fuertemente a mis brazos, sacudían sus cabezas de modo enloquecido. Al cabo de un par de minutos los cuatro llegaron al climax casi al mismo tiempo, mientras mi acompañante y yo observabamos la escena con cara de vicio total. Cuando Paco comenzo a correrse dentro del coño de Esther, ella enloqueció por completo y tuvo un fuerte orgasmo retorciéndose de placer encima de mi abdomen, llenándose de mi leche los pechos, la cara y el pelo, mientras la otra chica se abrazaba a mi otro hombro con fuerza y gritaba, ¡joder! ¡joder! ¡joder!

Después de esta experiencia, reflexionamos y dijimos, ha sido "hasta donde no queríamos llegar".

2 comentarios:

  1. Tus palabras derrochan erotismo. Narras de una manera tan excitante y morbosa la situación que haces subir la temperatura y no te imaginas de qué manera!!

    Sigue compartiendo tus experiencias y desatando pasiones, ya tienes una admiradora incondicional y no tardarás en tener much@s más.

    Nyeri.

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  2. Me ha gustado mucho tu relato, tienes un modo de contar muy natural, sensual y tremendamente excitante...
    Bufff otra que se va calentita para la cama... ;D
    Besos

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